- No se preocupe (dice el anciano) nosotros compartimos todo.
Unos minutos después, el camionero se da cuenta de que la esposa no ha probado bocado.
- De verdad no me importa comprarle su propia comida (insiste).
- No se preocupe, ella comerá su parte (le asegura el anciano). Lo compartimos todo.
Poco convencido, el camionero le pregunta a la esposa:
- ¿Por qué no come?
- ¡Porque estoy esperando a que mi esposo me preste la dentadura!
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